jueves, 24 de marzo de 2011

HERMANOS DE SANGRE








Fotos: Mario Zapata

Por dos horas fui feliz, por dos horas la magia de IRON MAIDEN me envolvió, me hizo regresionar y revivir mi adolescencia y alimentar el espíritu joven que uno lleva dentro y que nunca debe morir. Nostalgia sana y revitalizadora a mis casi 39 años. Los ritmos galopantes, místicos, épicos y cautivantes de la Doncella de Hierro siempre te alimentan el espíritu.
En el 2009 fue en el Estadio Nacional, anoche fue en el estadio de San Marcos. El recinto quedó un poco grande. En el mejor de los casos 20 mil personas, muy lejos de las 33 mil que fueron la primera vez. Semanas antes ya se notaba que no había la locura que se desató hace dos años. Poca cobertura de prensa, escasa publicidad en las calles y en tv (salvo por los últimos días ante la poca venta de entradas) y tenue expectativa en los foros, en las calles. Al llegar dos horas antes a las inmediaciones de la UNMSM el panorama era casi desolador. No había colas ni tumultos ni euforia.
Lo de anoche fue un termómetro real para saber que tan fanático es el peruano de la ´Bestia´, del heavy metal. Aunque podemos explicar la baja asistencia por la avalancha de conciertos internacionales (Accept, UDO, Helloween, Ozzy, Motorhead, entre otros). Es evidente que ni la mejor billetera alcanza para ir a todos y el metalero debe ser más selectivo. Otra explicación es que el show fue distinto al del 2009 (donde se basaron en los clásicos de su época dorada), ya que el de anoche se basó en su último disco The Final Frontier (5) y algunos temas del Brave New World (2), Dance of the Death (1), Seventh son... (1), aunque no faltaron los clásicos (7).
El sonido fue más potente que hace dos años, aunque oscilante en muchos momentos. Las pantallas no fueron gigantes y de no muy buena resolución (sobre todo para los que fueron a la tribuna popular), aunque la entrega de la banda sobre el escenario fue total y suplió cualquier cosa antes mencionada.
HORA INGLESA. Empezaron puntuales. Minutos antes de las 9:00 pm empezó el largo intro Doctor, Doctor y el video del UFO, personaje de The Final Frontier. Iniciaron con Satellite 15...The Final Frontier y El Dorado de su último disco. El escenario estuvo acondicionado como una especie de base espacial y de fondo un mar de estrellas, que variaba según los temas. La vitalidad de Bruce Dickinson no se hizo esperar y corrió por todos lados con movimientos simiescos, metiéndose al público al bolsillo con frases como: “Esta es nuestra casa. Esta no será nuestra última vez en Perú, ustedes son extraordinarios fans”.
Steve Harris mostró una actitud más entregada que en el 2009 (habría estado mal de salud en esa ocasión), Murray y Smith derrocharon la sobriedad y calidad de siempre, mientras que Gers, puso la cuota de humor jugando con el Eddy.
2 minutes to midnight empezó a entusiasmar a la gente. Nuevamente dos temas nuevos con The Talisman y Coming Home y luego la mística Dance of Death. Tras un pequeño problema con la batería, arremetieron con The Trooper, canción que terminó por desatar la euforia de la gente. Siguió The Wicker Man y Blood Brothers, uno de los temas más emotivos de la noche por la dedicatoria de Dickinson. El vocalista recordó a sus fans de Japón que sufrieron un terremoto y un tsunami justó en la víspera de los conciertos que iba realizar Maiden en el país asiático. Un tema que rompe las barreras raciales, culturales, sociales y económicas, y la pasión por esta música los une a todos, como hermanos de sangre, como hermanos de metal.
Algunas gotas empezaron a caer del cielo, pero no pudieron apagar el fuego de la fanaticada. La hermosa When the wild wind blows fue el preámbulo perfecto para tres clásicos coreados con pasión: The evil that men do, Fear of the dark y Iron Maiden, donde fans de todas las generaciones se abrazaron y gozaron a plenitud.
Tras una breve pausa, el final perfecto: The Number of the beast, Hallowed be thy name y Running Free.
MALA ELECCIÓN. A las 7.40 salieron a escena los nacionales de Contracorriente, banda híbrida que mezcla metal, hardcore, punk y chongo. Debo reconocer que sus guitarristas (Parra y Mendez) tienen un nivel técnico muy bueno al igual que el baterista (Vinatea), pero el estilo poco o nada tiene que ver con Iron Maiden y sus fanáticos. Pese a que Parra y Vinatea se esforzaron realizando solos, el público no los apoyó. Al principio cayeron algunas botellas sobre el escenario y luego un tibio fuera mierda desde la tribuna de oriente, pero eso no mermó en nada la presentación de la banda, cuyo vocalista no se cansó de repetir: ¨Contracorriente para los que les gusta y para los que no les gusta”. La próxima vez el organizador debería asesorarse y tener un mejor criterio para elegir a la banda telonera. Existen varias bandas de metal peruano que merecían estar allí, como por ejemplo Armagedon y Cobra, por nombrar un par.

1 comentario:

  1. La música siempre nos hará felices,por eso es una buena cura para todas las almas...Felicitaciones por el post

    ResponderEliminar